Escucharemos en primer lugar la llamada a entrar en el reino de Dios para acoger el proyecto humanizador del Padre, y vivir, como Jesús, colaborando en abrir caminos a un mundo más justo y fraterno. Escucharemos luego su invitación a ser compasivos como el Padre del cielo: es la primera actitud para trabajar por un mundo más humano, como lo quiere Dios. En tercer lugar, Jesús nos llamará a centrar nuestra vida en el amor a Dios y al hermano: nada hay más importante que el amor.
ACOJAN EL REINO DE DIOS
Conviértanse y crean la Buena Noticia.
Es importante entender bien la primera llamada de Jesús, pues solo creyendo en la Buena Noticia del reino de Dios descubriremos lo esencial del Evangelio y aprenderemos a defender la causa que él defendió
Acojan la semilla del reino
A lo largo de nuestro recorrido, Jesús está <sembrando> en nuestros corazones la semilla del reino de Dios. Si sabemos acogerla, germinará y crecerá en nosotros. Nuestra vida se irá transformando.
SEAN COMPASIVOS COMO SU PADRE
Haz lo mismo
Lo primero para colaborar con el proyecto humanizador del Padre es ser compasivos como él. El samaritano de la parábola es el modelo de actuación. Jesús nos dice <Haz tu lo mismo>
A mí me lo hicieron
La compasión se concreta en ayudar prácticamente a los necesitados. Según Jesús, ese es el camino para acoger la bendición en el reino definitivo de Dios.
NADA ES MÁS IMPORTANTE QUE EL AMOR
Amarás a Dios y a su prójimo
El gran mandato de Jesús es ser compasivos como el Padre. Entonces ¿qué decir de las leyes que rigen la religión de Israel? Jesús las resume en amar a Dios de todo corazón y amar al prójimo como a uno mismo.
Amen a sus enemigos
Jesús añade un rasgo nuevo y original al mandato del amor. Nos llama a sus seguidores a amar incluso a nuestros enemigos. Así seremos hijos e hijas del Padre del cielo.